Limpieza y Mantenimiento de Tapizados de Piel
En resumen: un mueble de piel siempre será más resistente, y te ofrecerá una comodidad superior.
Antes de seguir, permitidnos comentar el dato de que la piel que se usa para el tapizado de mueble es un subproducto derivado de la cría de ganado vacuno que se obtiene del final del proceso de la industria cárnica. Es decir, no se sacrifican animales con el fin de generar material para la tapicería.
Pero, como en el caso de los demás tejidos, las dudas siempre nos asaltan cuando ya tenemos el mueble con nosotros… ¿Cuál es el correcto mantenimiento de los muebles en piel? ¿Cuál es la mejor forma de limpiar las manchas que puedan aparecer sobre este tejido?
En primer lugar, hay que entender que la piel es (a diferencia de los otros tejidos usados en tapicería) un material orgánico. Es decir, es “materia viva” (procede de un ser vivo, no es algo prefabricado artificialmente), por lo que su limpieza y mantenimiento es algo completamente distinto al que se debe realizar con muebles tapizados en tela, por ejemplo.
Un mueble tapizado en piel tiene intrínsecamente como ventaja (sobre uno de tela, por ejemplo) su larga vida útil, siempre que se le dé un mantenimiento adecuado.
Aunque sea más resistente que los demás tejidos, el cuero es piel y, por tanto hay que protegerla y nutrirla. Un cuero sin protección puede perder color, pelarse, agrietarse o cambiar de textura por consecuencia de la acción de infinidad de agentes negativos como el calor o la exposición a la luz. Todas las pieles duran más tiempo y lucen mejor cuando se aplican procedimientos de mantenimiento preventivo. Resumiendo: la piel, cuidándola y nutriéndola periódicamente, es casi “eterna”.
El cuidado que hay que dar a un mueble de piel es prácticamente igual que el cuidado que damos a nuestro cuerpo al ducharnos y, acto seguido, al darnos un baño de crema por todo nuestro cuerpo para mantener nuestra piel nutrida, elástica y sana. Pues lo mismo hay que hacer con nuestro mueble de piel.
Un buen cuidado y mantenimiento de nuestro mueble de piel evita que, con el tiempo, se acartone y se cuartee, apareciendo pequeñas grietas y rajas que, además de ser antiestéticas, hacen que el mueble pierda radicalmente su comodidad y confort.
Además, sea del animal que sea (aunque recordamos y remarcamos que nosotros utilizamos autentica piel 100% de vacuno en nuestros productos), la piel, con su uso diario, se recubre de suciedad, y está expuesto a agresiones causadas por factores externos como polvo, grasa corporal, sudor, pelos de animales, el desgaste normal por el uso, la transferencia de color (como la que se produce por el roce con ropa como los vaqueros, etc.).
Para evitar su deterioro, te recomendamos que sigas nuestros consejos para proteger, limpiar y mantener como nuevos tus muebles en piel.
RECOMENDACIONES INICIALES PARA LA PIEL
- Al igual que en el caso del resto de tejidos, la prevención es fundamental (por ejemplo, controlando a los niños pequeños o impidiendo a las mascotas saltar sobre el mueble).
- Mantener el mueble a una distancia mínima de 1 metro (cuanto mas alejado, mejor) de cualquier fuente o forma de calor (como estufas, radiadores o salidas de aire caliente). La exposición prolongada del mueble a cualquier tipo de fuentes de calor provocará que la piel se seque más de lo habitual, perdiendo su humedad normal y provocando grietas y decoloraciones.
- Del mismo modo, deberemos evitar exponer el mueble a la luz directa del sol. Esto provocará que la piel pierda su color progresivamente, aparte de hacer que se creen escamas y cuarteándola por las zonas en las que directamente incide la luz. Las pieles son especialmente sensibles a esta luz, aun por muchos productos que utilicemos para salvar la piel de nuestro mueble. Por ello, recomendamos que no coloques el mueble bajo ventanas o tragaluces, ni tampoco tenerlo en una terraza y sin ningún tipo de protección.
- Hay que mantener el cuero ventilado, y aplicarle un acondicionador si se le nota seco, para restablecer su flexibilidad. Por el mismo motivo, no hay que usar ceras o productos siliconados que impidan “respirar” al cuero. Tampoco se debe aplicar grasa de caballo, crema hidratante, abrillantador de zapatos o aceite (en definitiva, cualquier tipo de producto de base oleosa), ya que este tipo de productos pueden deteriorar el acabado de la piel con el paso del tiempo, acumularse en los poros del cuero, favoreciendo la aparición de manchas y atrayendo a la suciedad.
- La piel tiene una elasticidad limitada. Esto significa que, cuando se estira, no recupera completamente su forma original. Consecuentemente, en función del uso más o menos intensivo del mueble, la piel puede dar de sí con el tiempo.
- No utilices nunca sustancias detergentes no aconsejadas por el fabricante/vendedor, ni tampoco productos químicos o agentes limpiadores agresivos sobre la piel. Éstas pueden dañar irreparablemente la superficie de la piel, causando grietas y decoloraciones. La piel solo se ha de tratar con productos recomendados y/o suministrados por el fabricante/vendedor. De todas formas, se recomienda utilizar los productos por primera vez en una parte no visible del sofá (para minimizar así los posibles problemas que puedan surgir al usar estas sustancias sobre el cuero).
- No limpiarlo con productos químicos que contengan alcohol, disolventes, acetona o destilados de petróleo. No aplicar tampoco productos “limpia-hogar”, limpia-cristales o multiusos, ni crema hidratante para uso humano. Tampoco realices la limpieza con vapor de agua, lejía, productos aerosoles, clorados o con amoniaco, abrillantador de muebles o vinagre. Usar estos productos alterará las propiedades y el estado del cuero. Del mismo modo, evita que la piel entre en contacto con productos como esmalte de uñas, quitaesmalte, pegamento, pintura…, ya que estos productos terminan por “comerse” la capa más externa de la piel.
- Aunque suene un poco obvio, hay que evitar colocar nuestro mueble en piel al lado de espacios con objetos punzantes, cortantes o que puedan ocasionar algún deterioro de la piel.
- La piel es poco resistente frente a los animales. Mantén a tus mascotas alejadas de los muebles de piel. Estos pueden arañar la piel y ocasionar desperfectos costosos de reparar. Asimismo, su saliva es ácida y puede dañar el acabado de la piel.
- Al hilo de puntos anteriores, recordar que existen productos de limpieza expresamente indicados para el cuidado y limpieza de la piel, así como cremas de conservación de aplicación periódica.
- La piel se adapta a la temperatura ambiente y a la temperatura del cuerpo, por lo que la piel resulta fresca en verano y cálida en invierno.
- En condiciones normales de uso, la piel no tiene por qué agrietarse, aunque sí pueden aparecer zonas de desgaste, pasado unos años de uso del mueble.
- Si tienes un sistema de relax incorporado en tu mueble, procura no forzarlo con pesos excesivos, ya que han sido diseñados exclusivamente para apoyar los pies y mejorar su descanso
MANTENIMIENTO MUEBLE DE PIEL
- Como los demás muebles de la casa, la piel acumula polvo. Cada 15 días es recomendable eliminar por completo el polvo con la ayuda de un aspirador (utilizando para ello el utensilio especial para tapicería, en caso de tenerlo, o el accesorio del cepillo suave de la aspiradora en los rincones y juntas de la unión del cosido, donde puede acumularse polvo especialmente).
- Cuida el aspecto y la textura de la superficie de la piel limpiándola de polvo una vez por semana, con un paño de algodón o una bayeta de gamuza suave, liso, no abrasivo y seco. De ese modo, eliminará las partículas de polvo. Lo ideal es tener una bayeta dedicada sólo para la limpieza de los muebles tapizados. No usar nunca microfibra, ya que raya el cuero. En caso de muebles de cuero de colores claros es indispensable que el paño sea de color blanco.
- Siempre conviene que el paño sea de color blanco (sobre todo si el mueble es de color blanco o claro) para evitar transferencias de color, ya que éstas luego resultan muy complicadas de eliminar.
- Como norma general, cada 6 meses es recomendable llevar a cabo una limpieza profunda del cuero. Para ello, puedes utilizar un producto para la limpieza y tratamiento de la piel (aparte de ser suministrado por los fabricante de muebles y de pieles, pueden encontrarse en cualquier supermercado, o incluso en zapaterías) o un paño de algodón limpio y humedecido con jabón con pH neutro para quitar el polvo y las impurezas superficiales, seguido de otro paño seco impregnado en una crema especial que permita hidratarlo y protegerlo para que la piel recupere la flexibilidad (evitando las costuras y aquellas zonas donde ya se han producido roces).
Las pieles son muy absorbentes, y necesitarán una limpieza más frecuente si están en zonas de mucho uso, como la salas de estar o salas de reunión.
Aunque (tal y como hemos dicho antes) existen cremas específicas para pieles y cueros, la clásica crema “Nivea” (aplicada después de limpiar el mueble en forma de capa fina mediante un paño no absorbente sobre la piel homogéneamente y extendiéndola bien con movimientos circulares para que penetre) puede ser más que suficiente para nutrir e hidratar la piel de nuestro mueble, además de mantenerla suave, brillante, y protegerla de manchas.
Tras ello, deberemos dejar secar (es decir, dejaremos que la piel la absorba) y, finalmente, sacaremos brillo con un paño suave (los de lana van muy bien) para eliminar restos del nutriente.
Con todo este proceso, renovaremos el nivel de protección del cuero de nuestro mueble (el cuero puede oscurecer tras este tratamiento, pero recuperará su color de origen en algunos días).
Solo añadir a este punto que, según la humedad del lugar donde vivamos, es necesario hidratar con más o menos frecuencia nuestro sofá. Como ejemplo, no existe la misma humedad ambiental en un clima como en el de Galicia, que en un clima como el de Andalucía.
Aunque (tal y como hemos dicho antes) existen cremas específicas para pieles y cueros, la clásica crema “Nivea” (aplicada después de limpiar el mueble en forma de capa fina mediante un paño no absorbente sobre la piel homogéneamente y extendiéndola bien con movimientos circulares para que penetre) puede ser más que suficiente para nutrir e hidratar la piel de nuestro mueble, además de mantenerla suave, brillante, y protegerla de manchas.
Tras ello, deberemos dejar secar (es decir, dejaremos que la piel la absorba) y, finalmente, sacaremos brillo con un paño suave (los de lana van muy bien) para eliminar restos del nutriente.
Con todo este proceso, renovaremos el nivel de protección del cuero de nuestro mueble (el cuero puede oscurecer tras este tratamiento, pero recuperará su color de origen en algunos días).
Solo añadir a este punto que, según la humedad del lugar donde vivamos, es necesario hidratar con más o menos frecuencia nuestro sofá. Como ejemplo, no existe la misma humedad ambiental en un clima como en el de Galicia, que en un clima como el de Andalucía.
- Un truco sencillo para disimular rasguños y recuperar el color en zonas descoloridas es diluir, al baño maría, crema de zapatos (de la mejor calidad posible) de un tono lo más similar posible al color de la piel del mueble. Después, sólo tienes que aplicarlo sobre el arañazo con un pincel fino (en caso de ser para los rasguños) o con un paño limpio (en caso de querer recuperar el color). Repetiremos el proceso las veces que haga falta a lo largo de 1 a 3 días (para poder dar el tiempo necesario al cuero para que absorba el producto), y siempre, unos minutos tras realizar dicho proceso, pasaremos otro paño limpio para retirar el posible exceso de producto.
De este modo, podremos disfrutar de nuestro mueble de piel, manteniéndolo limpio, suave y flexible durante muchos años.
LIMPIEZA MUEBLES DE PIEL
LIMPIEZA MUEBLES DE PIEL
Al igual que en el resto de tejidos, hay que eliminar las manchas lo antes posible (ya que así se evitará que la mancha penetre en la piel).
En términos generales, en el caso que se produzca una mancha, cúbrela inmediatamente con un papel absorbente (sin frotar, procediendo siempre desde el exterior hacia el centro), para así evitar que la mancha se extienda.
- La suciedad puntual puede limpiarse con un producto limpiador neutro diluido en agua, empleando un paño seco, suave y blanco, y aplicarle posteriormente una crema nutritiva (que le haga recuperar los aceites protectores originales que puede perder la piel durante el proceso de limpieza) y así mantenerla protegida.
- Para manchas de grasa (como manchas de mantequilla, aceite, kétchup, mayonesa, chocolate…), primero hay que eliminar bien el exceso de residuos con un trapo limpio y seco. Es posible que quede una mancha que se disipará sola en un corto periodo de tiempo. Aun así, tras esto, utiliza polvos de talco en la zona afectada, y deja actuar alrededor de una hora. A continuación, limpia la zona afectada con un cepillo de cerdas blandas. Finalmente, pasa un trapo humedecido con el producto aconsejado.
También puedes optar por eliminar delicadamente (sin presionar) la sustancia de la superficie con papel absorbente. Después, con un paño limpio empapado en una solución de jabón neutro muy diluido, frota delicadamente la mancha desde afuera hacia adentro. Tras esto, seca inmediatamente la zona con un paño limpio.
No recomendamos usar únicamente agua para intentar limpiar este tipo de mancha, ya que la mancha se extendería más.
No recomendamos usar únicamente agua para intentar limpiar este tipo de mancha, ya que la mancha se extendería más.
- Para manchas secas, lo ideal es cepillar delicadamente con un cepillo de cerdas suaves o una aspiradora a media potencia, utilizando el accesorio específico en dotación, y teniendo cuidado de no frotar el accesorio directamente contra la tapicería.
- En cuanto a manchas de tinta, existen productos y borradores específicos para la limpieza de manchas de bolígrafo, por ejemplo, que siempre conviene tener a mano.
- Respecto a manchas de líquidos, las pieles de nuestros sofás han sido tratadas para ser impermeables a los líquidos, pero en caso de vertido de cualquier tipo de líquido sobre la piel, es recomendable recogerlos con un paño blando y no abrasivo (o papel absorbente), sin frotar. Si hubiera quedado mancha, limpia la piel con una esponja o un paño limpio humedecido con agua tibia y jabón neutro, desde afuera hacia dentro, aclarando después con un paño húmedo y secándolo a continuación con un paño limpio.
- Para el mantenimiento diario también podemos utilizar las toallitas clásicas de bebé. Las podemos usar para limpiar las zonas donde se producen los roces con partes del cuerpo como las manos, la nuca o la cabeza (brazos y cabezales).
- Si el mueble es blanco o de un color muy claro, y está muy rozado y renegrido por el roce de la ropa, tenemos una opción muy buena: las esponjas de melanina (también conocidas coloquialmente como “borrador mágico”) funcionan muy bien en la piel. Se humedecen en agua, y se frota el cuero con suavidad, con movimientos circulares, aclarando luego con un paño humedecido y escurrido, y secando bien después.
- También podemos darle un cuidadoso lavado a mano aplicando un limpiador jabonoso neutro (que puede realizarse diluyendo una cucharada de gel neutro en un vaso de agua), aplicado con una esponja suave, frotando ligeramente, y no encharcando mucho la superficie, seguido de la pasada de un trapo seco suave, para no dejar rastro del producto en la piel.
- Otro de los trucos para conservar el brillo es, tras la limpieza, frotar el cuero con un paño de lana.
Como corolario final, esperamos haber sido de ayuda con nuestros artículos, y haber aclarado las posibles dudas existentes a la hora de limpiar nuestros muebles.
Contacto
Si tiene alguna duda o consulta que hacernos, puede contactar con nosotros a través de este sencillo formulario. Estaremos encantados de poder ayudarle.